Me encanta el bonito. Sólo con el olor me vuelvo loca. Además me recuerda una de las pocas cosas que me gustaban de ir a Mundaka cuando era pequeña... el puerto de Bermeo, era especial, cuando llegaban los barcos y descargaban los bonitos y atunes y las pescateras bermeanas se dedicaban a dar gritos para que todo llegara bien a la lonja y más tarde al mercado, donde lo esperábamos para hacer esta y otras delicatessen. Anoche fui feliz haciéndolo. Y hoy más cuando lo he comido, pero sobretodo, cuando he visto que mi hijo se lo comía igual de a gusto que yo. Os dejo la poesía de esta receta...
Surca la mar la lancha bonitera
y, escondido el anzuelo en la panoja,
el acerado pez que a ella se arroja
víctima cae de su codicia fiera.
Mientras tanto el motil, en la caldera,
hierve el aceite so la brasa roja.
Unas cebollas de su piel despoja
y pica bien con prontitud ligera.
De un bonito la carne palpitante
corta en pequeños trozos, que sofríe
con buen tomate y pimiento picante,
luego con agua hirviente lo deslíe
y así lo deja a que en hervor constante
la blanca vianda a su sazón se alíe.
Y al llegar el instante
en el que cese la áspera faena
de patatas bien limpias y cortadas
la caldera se llena,
y cuando quedan blandas y guisadas
y sintiendo va su ánimo flaco
tras la labor penosa, el marinero,
a un aviso jovial del cocinero,
se apresta a devorar el marmitako.
PEDRO EGUILLOR
y, escondido el anzuelo en la panoja,
el acerado pez que a ella se arroja
víctima cae de su codicia fiera.
Mientras tanto el motil, en la caldera,
hierve el aceite so la brasa roja.
Unas cebollas de su piel despoja
y pica bien con prontitud ligera.
De un bonito la carne palpitante
corta en pequeños trozos, que sofríe
con buen tomate y pimiento picante,
luego con agua hirviente lo deslíe
y así lo deja a que en hervor constante
la blanca vianda a su sazón se alíe.
Y al llegar el instante
en el que cese la áspera faena
de patatas bien limpias y cortadas
la caldera se llena,
y cuando quedan blandas y guisadas
y sintiendo va su ánimo flaco
tras la labor penosa, el marinero,
a un aviso jovial del cocinero,
se apresta a devorar el marmitako.
PEDRO EGUILLOR
Bilbao, 22 septiembre 1932
Ingredientes:
- 1 rodaja de bonito como de tres dedos de gruesa
- 1 pimiento verde
- 1 pimiento rojo
- 1 cebolla
- 2 ajos
- 1 ñora, o pimiento choricero hidratado (lo ponemos a remojo un par de horas antes de hacer el guiso)
- 1 tomate
- 4 patatas medianas
Le quitamos la piel y las espinas a la rodaja de bonito y las ponemos con agua hirviendo para hacer un poco de caldo de pescado. El pescado ya limpio, lo hacemos a cubos.
Cortamos las verduras, no hace falta que sean demasiado pequeñas, menos la cebolla que la cortamos pequeñita. Ponemos a pochar los pimientos, a continuación la cebolla. Cuando casi esté le añadimos el ajo y la carne de la ñora. Rallamos el tomate para quitarle las pepitas y la piel y lo agregamos al resto de vegetales. Un vez esté frito el tomate, le añadimos las patatas peladas y cortadas a gajos no pequeños. Les damos unas vueltas y echamos el caldo de pescado que hemos hecho. Lo dejamos unos 10 minutos, y cuando veamos que les faltan unos pocos minutos a las patatas para estar listas, le añadimos el bonito. Lo dejamos por 5 minutos, y otros tantos con el fuego apagado y tapado.
Notas:
No tenía ajo y le he echado ajo en polvo. Pero en realidad, en ninguna de las recetas que había mirado llevaba. En algunas vi que llevaba algo de picante, y aunque yo no recuerdo que mi madre lo haya hecho así nunca, he querido darle ese toque del ajo, pero ya sabéis que si no queréis ponérselo, no hace falta.